UN PAPEL ECONÓMICO NUNCA RECONOCIDO…
Pocas veces ha sido mencionada la Pequeña y Mediana Empresa a la hora de valorar sus aportaciones al desarrollo de nuestra economía.Tanto la Administración como los expertos, han venido potenciando y reiterando, de palabra y obra, que sólo la concentración empresarial y el asentamiento de empresas multinacionales pueden proporcionar los requeridos niveles de poder, eficacia y productividad.
En esta competición de apoyos y alicientes al gigantismo, la PYME es relegada de palabra y obra; y viene siendo instada a fusionarse sin suficientes incentivos e incluso a desaparecer, en nombre de una cierta “racionalidad”.
…Y sin embargo, no es difícil demostrar que esta visión de la PYME responde, no sólo a simples tópicos, sino a concretísimos intereses ajenos al bien común, dado que:
- La PYME emplea al 80% de la población activa. Es por tanto un eslabón fundamental en el ensanchamiento del mercado interior de consumo que ha hecho posible el desarrollo.
- La PYME ha venido siendo uno de los soportes de las exportaciones a los mercados exteriores, sin más apoyos que su propia dinámica y a pesar de la falta de agilidad burocrática.
- La PYME ha sido y es el “colchón” del desempleo. Mientras que multitud de PYMES, inician expedientes de crisis y quiebran ante la indiferencia de los poderes públicos, estos inyectan medios de mantenimiento salvador a las grandes Empresas (demoras en el pago de la Seguridad Social, adjudicaciones de concursos paraestatales, reducciones o moratorias fiscales, concesión de créditos especiales, incentivos fiscales, etc…
- La PYME contribuye fiscalmente, tanto directa como indirectamente, a proporcionar al Estado la mayor parte de sus fuentes presupuestarias.
- La PYME puede suponer un papel predominante, en la innovación tecnológica y en el desarrollo de nuevos sectores de la actividad económica.